Beasts of No Nation

Presentada en Venecia, por fin llega a España una de las películas que más ruído está haciendo este año. Netflix, después de producir con éxito algunas series, se pasa al cine para retratarnos el drama bélico que se vive en muchos países de África desde la perspectiva de un niño. La actuación de Idris Elba le coloca como uno de los favoritos a estar nominado a los Oscars.

Estreno: Se puede ver a través de Netflix desde el 20 de octubre.

Sinopsis: La película se centra en Agu, un niño africano que, tras tener que abandonar solo su pueblo, se verá combatiendo en la guerra civil junto a un ejército rebelde. Allí conocerá a Idris Elba, el comandante de ese pelotón que le ensañará cómo empuñar un arma y usarla para matar a sus rivales.

Crítica: Cary Joji Fukunaga aparca su experiencia en televisión con True detective para escribir y dirigir este drama basado en un país cualquiera del África subsahariana. Las películas antibélicas siempre se han caracterizado por el uso explícito de la violencia a la hora de mostrar los horrores de la guerra. En este caso va mucho más allá – violencia psicológica-  porque no hay algo más horroroso que ver la pérdida de la infancia que sufren miles de niños en estos países. La mayoría son apartados de las escuelas para enseñarles el arte de empuñar un arma. Son también «obligados» a consumir droga en su tiempo libre en vez de jugar con sus amigos en la calle o incluso son forzados a comportarse como animales en vez de ser civilizados. Y es que en un mundo donde nos preocupamos más por ver a quién pone de titular el entrenador del Real Madrid, no muy lejos de nosotros tenemos a jóvenes que se juegan día a día su vida por algo que ni ellos mismos se creen, sino que les imponen los cabecillas de turno.

Esta es la vida de Agu, un niño pequeño que, a pesar de vivir en un territorio custodiado por los cuatro costados, crecía como lo hacía cada uno de nosotros. Con una televisión sin pantalla recreaba obras de teatro junto con sus amigos; asistía a clases que impartía su padre en la escuela; iba a la iglesia cantar y reír; e incluso tenía una familia al completo a la que amaba por encima de todo. Pero lamentablemente, de un día para otro, su vida pega un giro de 360 grados. No solo se ve forzado a dejar su casa y abandonar a su madre y a su hermana pequeña; también tiene que presenciar en primera persona cómo el ejército del Gobierno, aquel que supuestamente tiene que protegerles, asesina a su padre y a su hermano mayor.

Pero aquí no se trata de ver quién es el bueno y  quién es el malo porque los del otro bando, los rebeldes, son igual de violentos con los que ellos consideran sus enemigos. Serán ellos los que provoquen definitavemente la pérdida de su humanidad y lo conviertan en un arma humana.

Cary Joji Fukunaga propone un estilo realista y lírico al mismo tiempo. Retrata de forma violenta la realidad pero no se olvida de resaltar los sentimientos del pequeño personaje para así reflexionar sobre esta masacre. Quiere que la denuncia nos toque el corazón con fuerza. Se olvida intencionadamente de mostrarnos los porqués políticos que han llevado a la guerra, ya que vemos toda la película desde la perspectiva de Agu, que es demasiado joven e inocente para poder llegar a entender lo que ocurre a su alrededor. Así, Beasts of No Nation se acerca al cine poético del maravilloso Terrence Malick; director que también realiza un profundo estudio introspectivo de sus personajes.

La voz en off, al igual que en los films del director texano, es utilizada para exteriorizar los pensamientos de Agu. En ese mundo donde el conflicto parece no acabar, lo único que cambia es la fe del protagonista. Dios es uno de los temas centrales de la película al estar presente en sus reflexiones y preguntas interiores. Es a lo único a lo que puede ampararse en la selva – «Dios, quiero volver a ver a mi madre» -, pero que al final va a resultar inútil ante la falta de respuestas – «Ahora solo puedo hablarte a ti (a su madre) porque Dios no me escucha»-.

La fotografía también juega un papel importante puesto que los colores varían en función de las circunstancias. Mientras, la banda sonora cobra más fuerza en los momentos de mayor intensidad dramática haciendo que estos nos impacten más. Los actores están sorprendentes. Un desconocido Abraham Attah nos conmueve a todos ante tal actuación realista. Por su parte, Idris Elba nos provoca terror y desconfianza a pesar de intentar ser la figura paternal que Agu no tiene. Al fin y al cabo es el jefe de un bando sanguinario al que que no le importa violar a niños, que son soldados suyos, a cambio de darles pequeños regalos como pueden ser gorros de lanas.

Sus fallos no vienen por la trama ni por su escasa profundidad política, sino por el ritmo. Ciertas partes, que tienen que ver con el entrenamiento para convertirse en soldado, pueden volverse un tanto lentas. Al igual que la resolución de la película puede provocar una sensación de precipitación.

Beasts of No Nation es una gran película cuyo objetivo es concienciar a gran parte de la población mundial que prefiere mirar hacia otro lado mientras que hay países subdesarrollados siguen aniquilando a miles de personas por imponer unas ideas por encima de otras.

Nota: 7/10

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